
Por Nicolás Campos Siverio, 11 años – León School
Desde que era muy pequeño, la música ha sido parte de mi vida. Mis padres me matricularon en clases de estimulación musical cuando tenía solo dos años. En esas clases aprendí a escuchar los sonidos y a disfrutar el ritmo. Más adelante empecé con clases de violín, pero con el tiempo me di cuenta de que mi verdadero instrumento favorito es el piano. Me gusta aprender canciones nuevas para alegrar a mi familia y a mis amigos.
También he formado parte del coro de la escuela, y fue una experiencia muy bonita. Cantar en grupo me enseñó a escuchar a los demás, a mantener el tono y el ritmo y, sobre todo, a disfrutar con amigos. Gracias a todas estas experiencias descubrí que tengo talento para la música y que quiero seguir aprendiendo cada día más.

Además de la música, otra cosa que disfruto es el club de teatro con el profe Ángel. En el club aprendemos a actuar, concentrarnos y memorizar diálogos, pero lo más importante es que perdemos el miedo a hablar en público. Junto con mis compañeros del club, nos divertimos mucho interpretando diferentes personajes y escenas. El teatro me ha ayudado a expresarme mejor y a tener más confianza en mí mismo.

Creo que la música y el arte son muy importantes en la formación de los niños, porque nos ayudan a desarrollar la creatividad y la imaginación. También nos enseñan disciplina, trabajo en equipo y comunicación. Según lo que investigué en algunos estudios, los niños que practican música desde pequeños mejoran la memoria, la atención y el rendimiento académico. Además, tocar un instrumento fortalece la coordinación, la concentración y la autoestima. Por eso, pienso que todas las escuelas deberían incluir la música y el arte.
Le doy gracias a Dios y a mis padres por la oportunidad de aprender a transmitir mis emociones por medio de la música y el teatro.




